Rompamos la mañana

Pieza musical de:
René “Popeye” Cárdenas Eugenin
Testimonio de:
María Soledad Ruiz Ovando
Experiencia en:

La música fue muy importante para nosotras (mi madre Sylvia, mi hermana Alejandra y la suscrita) en la época en que mi papá, Daniel Ruiz Oyarzo, “el Negro Ruiz”, estuvo preso en dictadura, momento en que Alejandra tenía siete años y yo cuatro.

Cuando fueron permitidas las visitas a los lugares de reclusión, nosotras nos subíamos al auto y comenzábamos a cantar “El Pueblo Unido”, “Venceremos”, “El Tomate”, “La Internacional” y tantas otras canciones.

Cantábamos hasta llegar al ingreso del lugar donde estaban los presos. El lugar que yo más recuerdo es el Destacamento de Marina Cochrane, ubicado en Río de los Ciervos.

Más tarde, cuando mi papá salió de prisión con destino a la relegación que cumplió en Castro, Chiloé, nosotras viajamos con él.

En ese marco, nos contó que las canciones habían sido importante para los prisioneros, y nos enseñó algunas.

Una de ellas se convirtió en la más especial, porque había sido escrita por uno de los presos (que hasta ese momento no sabíamos quién era).

Mi papi nos contó que como no podían entonar canciones como las que nosotras cantábamos en el auto, este compañero había creado “Rompamos la mañana” y que ellos la interpretaban cuando debían salir a hacer distintos trabajos al bosque.

Yo recuerdo que me los imaginaba cantando y con un tronco al hombro.

La situación era muy extraña e impredecible; para las mentes inocentes de infantes que éramos en ese entonces, también era de mucha alegría porque por fin podíamos volver a compartir con nuestro padre en “libertad”, y regalonear en la casa de una familia solidaria, que nos alojó mientras se lograba encontrar algún otro espacio.

Era entonces temprano al despertarnos, en medio del regaloneo, que nuestro padre nos enseñó esta canción que aprendiera en el encierro. La cantábamos los tres varias veces.

Así nosotras, muy pequeñas, aprendimos “Rompamos la mañana”, canción que se incorporó a todo el repertorio que ya nos había enseñado mi mami.

Pasaron muchos pero muchos años, y esta canción siempre quedó en nuestra memoria. Nosotras ya adultas, y en el marco de un acto de homenaje y reconocimiento que se le hace a Daniel por su aporte a la radio y la interpretación de la poesía de Neruda, nos sentamos a conversar con mi hermana y pensar qué le podíamos regalar.

Pensamos, pensamos, pensamos, y de pronto se nos ocurrió. Ni la Ale ni yo cantamos, pero pensamos que sería un lindo regalo interpretarle “Rompamos la mañana”.

De este modo, nos decidimos, le enseñamos la canción a mi hijo que en ese momento tenía 12 o 13 años), y también a una amiga de la familia (Ximenota).

Así fue que esa noche, como una sorpresa, subimos los cuatro al escenario y entonamos la canción.

Obviamente hubo mucha emoción, mi papi no podía creer que nosotras aún recordáramos la letra. Nos decía: “¿pero de dónde la sacaron?”, “¿cómo es que se acuerdan?”.

Más emocionante fue el saber que entre los presentes al acto estaba el autor de la canción. Era un tío, compañero, amigo muy querido, el Tío Popeye.

Esa experiencia fue muy bonita, porque no sólo tenía que ver una canción tan significativa, sino también lo que estábamos diciéndole al haberla mantenido en la memoria por tantos años, y que además se la habíamos enseñado a Wladislaw, su nieto.

El año 2006, Daniel falleció y ese mismo año, cinco meses después, nació su nieta Ayelén, quien por supuesto también conoce y canta la canción. Ella tenía cuatro años cuando visitamos al Tío Popeye en su casa, y le entonó la canción.

Este año (2015), ha sido Ayelén quien le ha enseñado “Rompamos la mañana” a su sobrina Siomara, hija de su hermano Wladislaw.

Así, nieta y bisnieta del negro Ruiz entonan juntas “Rompamos la mañana con nuestro corazón...” y van conociendo la historia que sin lugar a dudas enseñarán también a quienes sigan llegando a la familia.


Claves:

Publicado: 30 julio 2015


Rompamos la mañana
con nuestro corazón
levantemos las manos
cantemos a una voz.

La isla es canción
nos invita a soñar
el mar con el coirón
sus frutos nos darán.

Nuestro alegre cantar
por el bosque pasará
la herramienta templada
el sudor surgirá.